lunes, 26 de diciembre de 2016

SER LIBRE


No puedes ser libre,
si no deshabitas antes,
el espacio que ahora ocupa,
la idea que traes a cuestas,
sobre lo que debería ser ser libre.

Y nadie puede decirte qué es la libertad.
No está escrito en ningún sitio.
Y no hay maestro que te pueda enseñar a ser libre.
La libertad no es transferible.
Es un misterio individual.

Nada tiene que ver con aceptar 

o saltarse las normas;
propias o externas.
Nada tiene que ver con el apetito 

o el ayuno del instinto.
Ni con el desarreglo de los sentidos.
Nada tiene que ver con la sensibilidad o la psicopatía.
Nada tiene que ver con la lógica.
Nada tiene que ver con conocer el dogma,
y utilizarlo,
o seguirlo.
Nada tiene que ver con tener o no tener miedo.
Nada tiene que ver con los límites.
Nada tiene que ver con el exceso.

La libertad es una alineación
con la vida.
Es auto alineación.
Y siempre es exacta.

Desde la libertad,
tu ritmo es el ritmo,
y no hay nota discordante.

Es un perfecto encaje
de la nada con el todo,
a través tuya.

La libertad eres tú.
Por eso es siempre individual.
La libertad colectiva es para esclavistas individuales.
Porque no hay dos personas libres iguales.
Por eso no puedes ser libre
nunca hacia fuera.
Por eso no puedes ser libre 

cumpliendo o incumpliendo 
normas externas o internas.

Después de tus auto discursos,
solo tú sabrás si eres libre.

Y si aún no eres libre,
no podrás amar libre.

Porque la idea de libertad,
la idea de amor,
lleva dentro la necesidad
de no ser libre dentro
y parecer libre fuera;
de amar hacia fuera:

a través de lealtades,
a través de normas,
a través de anarquías,
a través de revoluciones,
a través de traiciones,
a través de excesos,
a través de castidades;

señales siempre hacia fuera;

humos,

para una libertad de humo...

Porque la idea de parecer libre,
de amar libre,
ya mató la libertad.

Y el amor se rindió a tus pies.

Tal y cómo tú querías.

"Vuela libre" en tu jaula de ideas.

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