mudos y ciegos,
que pocos leen
y menos comprenden;
no por falta de entendimiento,
sino por defecto de "infierno-cielo
y exceso de "cielo-infierno".
Para qué escribo estos versos,
que hablan nada de mí
y todo de nadie.
Sin embargo,
en estos versos está la vista sin ojos;
y no falta nada,
ni nadie;
y sobra todo.
Para qué escribo estos versos,
visibles de lo invisible,
si solo nadie
podrá comprender todo.
Para ése escribo:
A nadie,
desde donde surge todo.
Escribir es un regreso...