El pasado es semilla de presente:
El río arrastra hoy,
la rama que arrancó ayer.
El futuro es vocación de instante:
En el río morirá mañana,
la flor que florece hoy.
El presente muere con cada segundo:
Nunca más pasará por el río,
el mismo agua que corre hoy.
En la desembocadura del río,
se va muriendo el río.
Con un nuevo día,
otro río,
distinto,
al de ahora.
Nacerá.