Establecido en el tránsito hueco entre tú y yo,
me hallo agradecido.
A través de la alameda vacía de tiempo,
más allá del ahora perdido,
me adentro en tu olvido.
Me río del susurro de los posibles,
y conquisto sobre tu piel
un breve espacio,
del intenso tiempo detenido.
Porque la certeza habita en la belleza de tu cuerpo
y
se me olvidó recordar...
Tú y yo,
no nos convertiremos en sal
al mirar atrás....
porque
habitamos lejos de la
esperanza,
pero
muy cerca del amor.
El perfume de tus ojos se encuentra clavado en la memoria de mis manos,
y me garantiza la victoria,
más allá,
de las esquinas de un futuro sin ti.
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