lunes, 26 de diciembre de 2016

AMOR EN SOLEDAD



El amor entre amantes 
irremediablemente solos
no escapa de la soledad.

Se expande en soledad.

Porque ese amor,
es soledad que avanza;
soledad sin miedo
a la soledad de amarse,

expansivamente solos...

Y no dejar de ser
amor en soledad...

Soledades que no se llenan.

Soledades que se funden

en la única soledad

donde es posible el amor.

Porque el amor es navegar
en soledad,

y no un naufragio en compañía.

BARRO PEGADO A LOS ZAPATOS


La vida se me pega
como barro a los zapatos.

Barro de toda clase de tierras.

Levanto el pie,
y sin preferencias,
sin asco,
lo miro.

Me sacudo el pie.

EL barro seco se cae,
el barro nuevo resiste.

Y yo sigo andando,

ligero,

con todo este barro
pegado a los zapatos.

Todos somos barro
en algún zapato.

Todos somos el barro 
de nuestros propios zapatos.

CARPE DIEM REVISITADO



Vivir en el ahora,
no es vivir la inmediatez
y el olvido del ayer.


El presente es paciencia;
inclusión de todo tiempo;
pasado, presente y futuro.

El presente se despista en el estímulo
con intención de exprimir el instante.
El instante no se estimula.
El instante se saborea.
Y no puedes relamer
una explosión.

No hay carpe diem
si hay prisa.

Párate, mira y vive intensamente.
Corre, reacciona y muere,

en la fugacidad

          de lo que tenias prisa por vivir.

Hay más presente
en media hora lenta
que en toda una vida con prisa.

El carpe diem siempre fue un caracol
con aires de gato.

NUESTRO PAIS


Yo no quiero conquistarte,
ni que tú me conquistes.
Rindámonos sin condiciones.
Entreguemos las banderas.
No significan nada.
Borremos las fronteras
y aprendamos un nuevo idioma
nunca antes hablado.
Nuestra constitución será la incertidumbre de amarnos.
Y no habrá leyes que regulen lo irregular.
Porque siempre estaremos preparados 
para una reforma total del parlamento.
Y nos amaremos en una disolución constante del gobierno.

AMOR REVISITADO


Te amo y no estoy jodido.
Te amo y no quiero que estés jodida,

amándome.
Te amo y no me falta el aire, 
si no estás tú.
Te amo y no desconfío.
Te amo y no tengo miedo.
Te amo y no te necesito.
Te amo y puedes amar a todo.
Te amo y no necesito que me cuides.
Te amo y no sé lo que es lo mejor para ti.
Te amo y no te odiaré si no me amas.
Te amo y eres libre.
Te amo y no te pido nada.
Te amo y me gusta estar solo.
Te amo y me gusta que estés sola.
Te amo y a veces te amo menos, 

pero siempre después te amo más.
Te amo y no sé lo que va a pasar.
Te amo y no te prometo nada.
Te amo y no odio a los hombres que te gustan.
Te amo y no quiero un hijo tuyo.
Te amo, estés aquí o no.
Te amo como a una reina.
Te amo como a una princesa.
Te amo como a una bruja.
Te amo como a una santa.
Te amo como a una puta.
Amo a todas las mujeres cuando te amo.
Te amo y no necesito nada de lo que dicen qué es el amor.
Te amo y punto.
Y tú y yo,

ya iremos sabiendo cómo.

EL ENAMORADO


Cuando no te conocía,
te inventé,
y me encantabas.
Me excitaba el invento.
Más tarde creí conocerte,
pero no eras mi artefacto
y perdí interés.
Ya no me excitaba.
Reinventé el invento
en otros cuerpos,
y siempre fue fantástico,
hasta que creí conocerlas,
y ya no me excitaban.
Al fin conocí a alguien,
y era como el invento.
Siempre estaba excitado.
Era fantástico.
Me levanté,
me limpié
y la metí en la caja.
Ahora sé que siempre será como el primer día.
Al fin encontré el amor.
Siempre era como deseaba.
Y allí no había nadie dentro
para estropearlo.
Siempre estaría enamorado.

AMOR VACÍO


En el fondo del amor
no hay nada.
Una nada inmensa;
surgida después de casi todo.
En el amor vacío
no hay disculpas,
no hay perdón,
no hay sueños,
no hay lucha,
no hay rendición,
no hay miedo.

Después de príncipes y princesas;
romeos y julietas,
amos y siervas,
lobos y caperucitas;

cuando se hayan caído
todos los personajes del amor,
surgirá de la nada,
el  amor vacío;
   
  después de atravesar 
                                                   solo
la nada,

        y llegar
                      a la nada 
del amor.

Porque ese amor es dentro,
y lo abarca todo,
sin ser nada.

Y nadie podrá arrebatarlo,
y nadie podrá ofrecértelo.

Porque el amor no se puede pedir,
no se puede ofrecer
y no se puede negar.

El amor
                      es y está:     
             
Y lo podrás sentir,

                     cuando se marchiten  

los aspavientos del amor.






sábado, 26 de noviembre de 2016

EL TERRENO


El terreno está vivo. Tan vivo como nosotros, pero además nunca duda. El gato lo sabe y se integra en él; acoplándose a su ritmo. Cuando los que habitamos el terreno le somos impermeables, el terreno se encarga de recordarnos que solo somos sus invitados.
La energía cambia si hay poniente o levante. Cuando sopla fuerte el levante, todo se mueve a ritmo del viento. El gato salta cazando huecos vivos que solo ve él; sube y baja de los causarinas a la velocidad de las ráfagas, y descansa quieto y observador bajo el porche de madera. En las noches de luna llena, la luz riega todo el jardín salvaje, y puedo verte sentada en la roca blanca junto al gato, que refleja plateada en su lomo negro y brillante, la luz de la medianoche. Si me acerco demasiado rápido, Poe da un salto y se esconde bajo la palmera. Y tú me miras como diciéndome que también saltarías bajo algún matorral si pudieras para esconderte de mi movimiento torpe y descompasado de la quietud del momento. En el amor es lo mismo; un acercamiento rápido y el gato salta espantado. Cuando sopla fuerte el levante, el viento zarandea la caravana y se nota como pasa por debajo y pareciera que vamos a volar. Al contrario de lo que suele sucederle a la gente, a mí el levante me da paz. Creo que es porque me reconozco en él.
El terreno elige a sus habitantes y no al contrario. Invita a salir a algunos, dificulta la entrada de otros y facilita la entrada a nuevos inquilinos. Yo me siento como un observador privilegiado de esos movimientos. El terreno y tú os parecéis. Y también soy un observador
privilegiado de tus movimientos. No sé muy bien si es el terreno el que te traspasa su ritmo o eres tú el que le traspasa el tuyo. Quizá sea lo mismo. El caso es que me muevo lento a través de los dos. Observo y me muevo. Me paro y me muevo. Salgo y entro. Me retiro y me acerco. Me conecto y me desconecto. Y creo que realmente yo no elijo nada. Estoy aprendiendo a estar suave y fuerte; intermitente, como el levante.
La otra noche, con un fuerte viento, nos tumbamos sobre una alfombra en el jardín. Estaba despejado y no había luna, por lo que se podían ver en el cielo infinitud de estrellas. La vía láctea hacia honor a su nombre. El gato se acercó y nos miraba como diciendo que al fin nos dimos cuenta de todo lo que sucedía en el terreno por las noches. Cuando estamos dentro de la caravana, el gato se adentra, nos mira y se va. Es como si no entendiera qué carajo hacemos dentro con la cantidad de cosas que están pasando fuera. Me gustaría ver el terreno a través de los ojos de Poe. Está claro que ve más que nosotros. El gato es una inspiración de la noche.


Continuará...

EL AXOLOTL DE CORTÁZAR


Qué extraño es saberse en todo y no verse en nada.
Todos somos el axolotl de Cortázar.
A los dos lados de la pared del acuario vivimos.

La cuestión es saberlo o no.


sábado, 19 de noviembre de 2016

NOS TOMAMOS UN CAFÉ ?



La loro de al lado no para de hablar. No respira. Encadena las estupideces, cómo se encadenan las nubes, unas tras otras, en esta tarde lenta y plomiza. No está mal, la loro digo, da caladas muy largas y sostenidas, y deja escapar el humo entre unos labios carnosos y entreabiertos. Me tiene despistado. No hay relación alguna entre cómo habla y cómo fuma. Supongo que no siempre tienen relación, todas las partes que entre si forman a uno. Me refiero a que puede ser, que alguien se mueva torpemente, por ejemplo, y después resulte que sea un buen amante. Aunque no lo creo y pienso que la mayoría de las veces, cualquier parte de nosotros nos habla de cómo somos. Me gusta observar, cómo la gente anda, come, fuma, habla, conduce, e intentar adivinar, cómo harán todo lo demás. El tipo de detrás de mí mesa no para de fumar un cigarro tras otro, y ha tirado torpemente un vaso de agua.  Parece que tiene miedo de todo. Coge el vaso con miedo, mira con miedo, habla con miedo, y ese miedo se traduce en torpeza. La mujer de al lado parece que es su pareja. Y no lo dijo por muestras de cariño, sino porque lo mira con desánimo, porque ve lo mismo que os estoy contando. Cada vez que habla, le interrumpe con otro tema y no lo deja terminar. Están sentados con otra mujer y ya se limita a mirar su móvil. Delante de mi mesa, hay otra pareja que acaba de echar un polvo. Lo sé, por cómo coge ella la taza y por cómo respira él. Ella acaricia la taza suavemente, con el dedo pulgar arriba y abajo, lentamente, y él respira al mismo ritmo. Se acaban de acompasar. Está claro. El camarero fue un yonki hasta hace poco. Anda deprisa con pasos cortos y rápidos, mientras le suenan las llaves que tiene colgadas del cinturón. Como no tenga cuidado, vuelve a caer en breve. De mí no os digo nada. Cuando me veáis y yo no os vea, me observáis y ya me contáis. Que lo mismo me llevo alguna que otra sorpresa. Muchas veces no estamos donde creemos estar.
Mierda!
Se me enfrió el café!
Me lo tomaré con estilo,
no vaya ser que algún cabrón me esté mirando...