Y los gritos se hicieron silencios.
El remordimiento quedó mudo y
el miedo se echo a volar.
La paz de no tener que recordar
porque ya nada cambiaría nada.
Ni tan siquiera lo que siempre
quise cambiar.
Porque a ese horror también se lo debo todo.
Y mi futuro cambió mi presente,
susurrándole a mi pasado.
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