desde el proyector de mi mente,
proyectadas continuamente sin descanso,
observo distante una grieta
donde apenas intuyo
un instante en blanco:
Soy yo sin el yo,
y grito,
por el vértigo de la desnudez:
Y regreso a la confusión de la película,
a la seguridad de la tranquilidad del personaje que me invento.
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