lunes, 9 de marzo de 2015

SONETO DESDE LA COCINA




La felicidad llegó de repente.

Cuando ya no preguntaba por ella,

surgió por la cocina una mañana,

entre mis manos, el fuego y el café.

 

Tumbado en el olvido del salón,

lejos del pasado nació el presente,

y fui cerca del tiempo que sí existe.

Habitamos en el instante quieto

 

de los cuerpos que se saben sagrados.

Quitamos el miedo de las preguntas

y respondieron  las respuestas mudas.

 

El horizonte quieto en el segundo,

venció al miedo de las ausencias ficticias;

desde la presencia puesta en los huesos.































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