Cambié el punto
fijo por el punto móvil
en el punto de
vista
y no cambió
nada.
Borré el dogma
y surgió el nihilismo.
Lo que antes me
parecía bien
ahora me parece
mal,
y lo que ayer
era malo
ahora es bueno;
y ahora sé
que lo uno ni
lo otro,
porque el miedo
solo cambió el disfraz
y siguió el
juicio.
Me quedé en el
miedo
sin punto de
vista
para poder
sentir el miedo
como respuesta
a la pregunta:
Y cambiaron las
preguntas.
Y el miedo sin
temor a sentir
resinificó
todos los supuestos conocidos.
Y descubrí que el
miedo
sin punto de
vista
fugaba a la
nada.
Y me deshice
en mapas posibilistas
de
incertidumbre.
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