Experimenté
la anestesia de la embriaguez,
y me atravesó el programa que elegí.
Olvidé la elección y me creí el juego.
Herido de desconexión quise recordarme
sobrestimulándome con lo externo.
Sobreexcitado de excesos ya nada era real.
Y me abandoné al aburrimiento.
Desde el aburrimiento
me aburrí.
Y después me volví a aburrir.
Aburrida mi piel y
aburrido mi corazón,
se despertó mi mente.
Y vinieron otra vez los miedos,
los complejos y los proyectos.
Y los sentí todos desgarrándome desde mi sofá.
Porque no me fui a los fumaderos de opio disfrazados.
Me auto expulsé de mi clan.
Recorrí los desiertos de la no pertenencia
y me sentí invisible.
Fui a la raíz de los conflictos y allí no había nada.
Solo estaba yo sonriéndome.
Y los enemigos pasaron a ser colaboradores.
y me atravesó el programa que elegí.
Olvidé la elección y me creí el juego.
Herido de desconexión quise recordarme
sobrestimulándome con lo externo.
Sobreexcitado de excesos ya nada era real.
Y me abandoné al aburrimiento.
Desde el aburrimiento
me aburrí.
Y después me volví a aburrir.
Aburrida mi piel y
aburrido mi corazón,
se despertó mi mente.
Y vinieron otra vez los miedos,
los complejos y los proyectos.
Y los sentí todos desgarrándome desde mi sofá.
Porque no me fui a los fumaderos de opio disfrazados.
Me auto expulsé de mi clan.
Recorrí los desiertos de la no pertenencia
y me sentí invisible.
Fui a la raíz de los conflictos y allí no había nada.
Solo estaba yo sonriéndome.
Y los enemigos pasaron a ser colaboradores.
Y
ahora soy siempre dos.
A veces tres:
El que juega,
el que observa al que juega
y el que olvida que sólo juega.
A veces tres:
El que juega,
el que observa al que juega
y el que olvida que sólo juega.
Pero
ahora también sé
que todo lo que creo saber
estrecha lo posible por ser.
Ósea que ya os digo
que no sé nada.
que todo lo que creo saber
estrecha lo posible por ser.
Ósea que ya os digo
que no sé nada.
Y
que todo lo posible sea.
Estoy
en blanco.
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