En las tabernas y los burdeles de Berito me revuelco.
Cavafis
Por las tabernas de Sevilla,
absolviendo mis pecados;
me revuelco.
Henchido de amor perjudicado,
insolvente a miradas lascivas;
me abandono a los sentidos.
Proclamado rey de mi mismo,
esquivando espejismos de mí;
me unifico.
No temeré a los ojos como cactus,
ni a los ojos que me blasfeman.
Iré libre,
por los senderos torcidos de la alegría;
de estar vivo.
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