jueves, 30 de junio de 2016

OJO UNIVERSO



No puedes no existir.

Si no existieras
no existiría nada;
y el vacío y tú
son siempre,
y lo mismo.

Eres el universo entero
que se piensa  a sí mismo.
Y sin ti,
que estás ahora leyendo,
yo no existiría;
y nada sería posible.

Eres todo porque el vacío
no puede auto aniquilarse,
y es eterno en ti.

Y la eternidad es el no tiempo.
Y somos seres no tiempo.

Porque tú eres tú,
y todo:

y todo es expresión
                         de la nada;

que está en ti.

sábado, 4 de junio de 2016

SIN ARMÓNICOS ME ACOJONO




La emoción-burbuja ha estallado,

y solo queda la sensación:

 

Una sensación redonda, lenta y vacía...

Una nota sostenida de fondo.

 

Y me entra el vértigo

a la ausencia de escala;

y entonces,

me creo arreglista

y fuerzo armónicos,

que distorsionan

la nota,

preciosa y única,

de la nada.

 

No necesitamos picos de la música.

 

Somos todos

la misma nota sin nombre.

 

viernes, 3 de junio de 2016

LA ESCASEZ ES UNA EMOCIÓN



 

Abro la nevera: Un sobre de miso, un paquete de bacón, un litro de leche; lo cojo y compruebo que solo queda un culo, un actimel solitario; aunque tengo dos niños y solo queda uno; pero pienso que aún tengo un par de días para comprar otro y evitar una guerra, un cogollo de lechuga; que rápidamente se presenta como voluntario para la cena, un litro de cocacola y varias verduras sin pareja. Es todo lo que hay. Sonrío. Aún queda la despensa. Una lata de atún se apunta al banquete. Pongo una peli y a comer. 

He dormido de puta madre. Últimamente duermo muy bien al mismo tiempo que no abandono del todo la consciencia. Duermo profundo y ligero al mismo tiempo. Me levanto fresco y despierto. Voy a la cocina y compruebo que todavía queda algo de café. Lo junto con el culo de leche y me hago un cigarro. Abro una carta de Endesa y leo: Aviso de corte. Me dan de plazo para que abone la deuda hasta el nueve de mayo. Sonrío porque sé que no es cierto. Hoy es nueve de mayo. Aún queda otra carta más antes del corte. Tengo realmente casi dos semanas antes de la interrupción educada  del suministro. No me preocupo y confió que antes del corte lo pagaré. Le escribo un wasap a la propietaria de la casa diciéndole que por ahora solo puedo pagarle trescientos euros de los quinientos del alquiler, pero que más adelante se lo pagaré entero. También confío en que lo haré porque llevo casi dos años de alquiler y no le debo nada. Al final siempre llega lo que tiene que llegar. Y si no llega pues ya cuando no llegue observaré que ocurre. 

Tengo que pasar a mi ex la pensión de los niños, pagar la letra del coche, la academia del niño, la letra del préstamo bancario, que se lo comió mi antigua empresa sin pestañear, tengo que comer y me tiene que sobrar algo para ir a visitar a la chati.

No hago números porque sobre el papel no salen, pero lo que sí es cierto es que sobre la vida sí que salen los números; ni sobra ni falta; tengo lo que tengo y lo que tengo siempre es suficiente. No tengo miedo así  que voy al súper y lleno la despensa. Compro lo que me apetece sin hacer cuentas y cuando llego a la caja resulta que tengo exactamente lo justo: setenta euros con sesenta y seis; me sobran cincuenta céntimos. 

Recuerdo que cuando solo tenía cincuenta euros y muchas cosas por pagar, los invertía en algo que me sentara bien, a saber: Irme a Málaga a ver a la niña o irme al cine; pagar un mes de yoga o pegarme una comilona; comprarme algo de ropa o algún libro. Lo cierto es que no eran gastos de los que se entienden de primera necesidad, pero sí que eran cosas que me sentaban bien. Y funcionaba. Después siempre llegaba más dinero para pagar lo demás. Y es que amigos, la escasez nada tiene que ver con lo que uno tiene o deja de tener. Más bien la escasez es un miedo. Y no hay dinero en el mundo que consiga tapar ese miedo.  Hay muchos ricos pobres y muchos pobres que no sienten escasez. Y no es un tópico. Preguntárselo algún banquero que conozcáis.

La escasez no es un hecho.

La escasez es una emoción.

Y la riqueza es la observación de eso.

 

VACÍO


 

Antes por lo menos podía contar contigo, ósea conmigo mismo; más bien con el que creía que estaba dentro de mí. Pero ahora sé que ya nunca estás y me encuentro vacío. Vacío no es sentirme solo, porque para sentirme solo tendría que sentir que me falta el otro. Y ese tiempo de sentir la ausencia del otro  ha terminado. Al fin y al cabo el anhelo era una solución. Confundí amor con anhelo.  ¿Cómo se puede vivir sin nadie dentro? ¿Puedo amar si no temo? ¿Cómo amar si no soy nadie? Antes creía amar todo lo que temía perder. Ahora sé que nunca perderé lo que amo. Amar y perder; amar y anhelar, amar y olvidar, amar y temer, amar y luchar, amar y mentir; son pares de verbos que se han separado. El verbo amar perdió el anhelo. Y ahora estoy aquí  sin ti. Amo a nadie sin nadie dentro. Estoy vacío y ya no cabe mi idea de ti. Te amo sin el te. Ya nunca podré perder-te. Ya nunca podré olvidar-te. Ya nunca más podré amar-te. Amor y vacío se han unido en este cuento en blanco sin final.

Antes todo tenía un porqué. Las cosas estaban bien o mal, y ahí estabas tú para hacer un juicio sobre todo. Ahora las cosas simplemente suceden. Y ahí me paro. No saco conclusiones de nada y confío en que todo es por algo pero sin entrar en ese algo.

Ahora por las noches me duermo solo. A veces salgo en tu busca y solo encuentro cenizas de ti. Pero aún sé recordar lo que opinarías de cualquier cosa y sonrío ante la arbitrariedad de tus opiniones. Y la opinión más opinada era la opinión que tenías sobre mí. Que si yo era de tal forma o de tal otra. Siempre debía haber hecho las cosas de otra forma. ¿Y cuál era esa forma? Siempre la otra.

Miro fotografías y te veo. En cierto modo escucho el grito de tu desaparición mientras te agarras al cristal del marco. Intentas convencerme de tu existencia, pero yo ya sé que no existes. En realidad no exististe nunca. Fuiste una bola de nieve bajando la pendiente; cada vez más grande; incorporando otras bolas de nieve; espejismos como tú. Y ahora no queda nada de lo que parecía todo y siempre fue nada (Gracias, José Hierro). Algo en ti lo sabía. Sabías que no eras nada; de ahí el empeño del suicidio continuado y disfrazado.


La mañana de abril que quisiste ser río, fue la primera vez que tuve consciencia de tu no existencia. Querías desaparecer corriente abajo desde Triana, y entonces supe que no existías. La idea de la cercanía de la muerte desintegró tu personaje. Y crucé el puente de Triana hacia la nada. Y aquí me encuentro en la nada, sirviéndote todavía de caja. Supongo que en realidad nunca te irás del todo. Quizá necesite tu anécdota para mi argumento. Pero no hay obra, ni argumento, ni personajes; no hay nada tras el telón.

No apareces con la misma intensidad en todos los momentos. Huyes de los que no te gustan y persigues los que te agradan; como si pudieras elegir la idoneidad de los acontecimientos; opinas sobre lo que te sucede, y esa opinión te hace desaparecer. Es allí donde te cazo. Cuando opinas, apareces nítido y ridículo. Cuando te veo y ves que te veo, desapareces, y queda el vértigo de saberse nadie.

Comprenderás que no tengo nada contra ti y que incluso te echo de menos en este desierto de toboganes y contraofertas, pero lo cierto es que ya no existes y que nunca exististe, y que debo seguir vacío.

Vacío como vine, vacío  me iré. Y nadie habita ya esta caja…vacía.