jueves, 3 de octubre de 2013

DESESPERACIÓN



Cuando el aire hueco no deja respirar

y descoloca la cotidianidad,

la eternidad se vuelve inasumible.

La certeza de la vida es un tránsito,

y todo es una duda y llega el miedo;

              la relativización de los acontecimientos,

              el sinsentido del sufrimiento,

              el camino sin meta,

              el amor reducido a una sensación,

              la muerte como la nada,

              los días como una condena absurda.

La moral desaparece;

              la caridad es una estupidez,

              el arrepentimiento es debilidad cristiana.

El ego llega para ocupar el camino

y lo domina todo.

Llega la perdición del hombre moderno y

la soledad de la contra naturaleza.

Entonces nos viene la única muerte que existe:

                Una muerte terrenal                

   que tendrá su eco

                                 en la eternidad del vacío.

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