viernes, 20 de enero de 2017

SEXO QUIETO EN LOS BAÑOS DEL CARMEN


Siempre me ha gustado el frío con el sol. Es como el sexo sin quemarse;el crujir de la verdura cruda o
un paisaje sin música.
Cuando se dan estas combinaciones, uno puede sentir más el calor tenue del sol, refrescado por la brisa marina y fresca. Sientes más el sol, el mar y el viento. Como en el sexo sin sobreexcitación. Cuando puedes al fin sentir la piel del otro; el latir de su corazón, su temperatura cálida y suave, su aliento; el silencio sostenido de la respiración. Un sol demasiado fuerte quemaría esas sensaciones. Como una verdura pasada sobrexcitada de salsas. Pues así me siento ahora sentado frente al mar en los Baños del Carmen. Estamos echando un polvo. Y un fuerte sol no me entorpece las sensaciones. Está el fresco del invierno para mantenerme atento al cuadro.
Y ni el mar ni yo añadimos nada.

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