lunes, 4 de mayo de 2015

NUEVO MUNDO




Cuando la noche nos llega,

abrasándonos los minutos gastados,

y el corazón se nos encoge,

por respirar amor que no hemos dado,

y el esqueleto se rompe,

dejando los tuétanos de la soledad,

esparcidos por las camas-tumbas 

                         de las ciudades cementerios,

nos llega la única muerte verdadera.

 

Y en nosotros está,

dormir y resucitar al alba,

en verdaderos hombres y mujeres,

de corazones generosos;

abiertos y transparentes,

poderosos y únicos,

para la construcción 

de un nuevo mundo.

 

 

 



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