Llegaré
cuando llegue la tarde. Cuando en tus ojos cansados brille el recuerdo. Sé lo
que recuerdas por las tardes, madre. Llegaré justo a tiempo para asir tus sueños.
Volveremos a pasear por Bolonia, jóvenes, claros y rubios; bajo el cielo azul y
el levante. Allí donde nos creció el corazón, madre, y supimos para siempre, me
enseñaste para siempre, como se quiere a un hijo. Ahora lo sé madre, ahora yo
también soy padre, y sé como se respira una piel, y como se te mete su vida por
dentro, invadiéndolo todo, cambiándolo todo, para siempre. Llegaré cuando
llegue la tarde, madre, a la orilla donde rompen los años inmortales. Me
sonreirás al saber que todo va bien, y verás en los ojos de mis hijos a tus
hijos, y volverán aquellos paseos que dabas con papá, al caer la tarde. Llegaré
cuando llegue la tarde, y volveremos al jardín, donde tus niños ya jugamos para
siempre. Volverán las meriendas y los deberes, la lluvia y el cole, el judo,
los cumpleaños, la costura y el café. Llegaré
cuando llegue la tarde, madre. A la hora que siempre volvemos los hijos del
cole.
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